Es una organizacioón
politica y social de República Dominicana.
El FALPO fue fundado el
15 de febrero del 1985, en el marco de una asamblea en la que participaron
representantes de diversas organizaciones culturales, vecinales, estudiantiles,
etc., entre las que se encontraban la Unión Democrática de Mujeres (UDEMU), el
Frente Estudiantil de Liberación Amín Abel (FELABEL), el Club Enriquillo de San
Carlos, El Comité de Lucha Popular de San Carlos, etc.
Surge para enfrentar las
politicas económicas que durante los ultimos 12 anos del gobierno de Joaquin
Balaguer golpearon a las clases sociales de escasos recursos económicos. Su aparición se produce dentro del surgimiento de
amplias expectativas democráticas que había tenido lugar en el país a partir de
la superación del balaguerismo en el 1978, lo cual había permitido el tránsito de
las formas autoritarias y represivas del ejercicio de la dominación política
durante los primeros 12 años del gobierno Balaguer (1966-1978), hacia formas de
ejercicio del poder de mayor nivel de representación y participación.
Asímismo, es la
coyuntura en la que se inicia la implementación de los llamados ajustes
económicos orientados por el Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que,
además de agravar las condiciones de vida de los sectores populares, a causa de
un proceso de encarecimiento de los bienes de consumo masivo y de los servicios
básicos, así como una reducción de la inversión y el gasto publico, generó un
profundo sentimiento de frustración colectiva de las expectativas.
Otros fenómenos como el
de la emigración de las zonas rurales hacia las ciudades, también se
profundizaron en el período señalado, acentuando el proceso de arrabalización
de los barrios populares y ampliando los cinturones de miseria en la Capital,
en Santiago y otras importantes ciudades del país, ampliando los niveles de
pobreza.
La combinación de estos
factores, el de la arrabalización y ampliación de los cinturones de miseria, el
de la carestía y deterioro de la calidad de vida de las masas, el de la
implementación de los ajustes fondomonetaristas, y el desmonte de la forma
represiva del gobierno balaguerista, sentaron las bases para la irrupción de
las masas populares en el proceso político, a través de acciones de protestas
reiteradas y radicalizadas.
Se había avanzado en la
consolidación de una dinámica de articulación barrial motivada desde la
izquierda, desde las comunidades Eclesiales de Base y desde los remanentes de
los clubes culturales y deportivos, que habían jugado un destacado papel en la
resistencia popular al autoritarismo balaguerista, en un esfuerzo que relanzaba
la cultura unitaria de convergencia para las acciones comunes de protesta.
El contexto
internacional, caracterizado por el triunfo de la revolución Sandinista, el
auge de la lucha guerrillera en Centroamérica y el desmonte de gobiernos
dictatoriales también contribuyeron a estimular una subjetividad de lucha y
organización. De igual forma, importantes acciones de resistencia en el ámbito
nacional, como lo fueron diversos movimientos huelgarios contra el aumento de los
combustibles, la lucha contra la cancelación de los integrantes del Sindicato
de Trabajadores de la Compañía dominicana de Teléfonos, las invasiones de
tierra y el reclamo de reforma agraria, etc., sirvieron de soporte a un proceso
de acercamiento de diversas agrupaciones políticas de izquierda y su
correspondiente expresión unitaria en el movimiento social.
De esta forma, desde
finales del 1982 y durante el año 1983 comenzaron a surgir los Comités de Lucha
Populares (CLP), a raíz de una serie de movimientos de protesta nacionales en
los que, para operar más efectivamente, se habían venido organizando diversos
comités de huelga, los cuales funcionaban de manera coyuntural, pero creaban la
conciencia y la necesidad de un tipo de espacio de coordinación de las
distintas corrientes del movimiento de izquierda y sectores de oposición para
impulsar las protestas populares en barrios y comunidades.
Estas organizaciones,
que se proponían la integración de los moradores de barrios y comunidades, se
iniciaron como espacios de coordinación de militantes de izquierda y de
activistas comunitarios, que participaban en los mismos en calidad de
representantes de organizaciones locales de distinta índole, como eran los
clubes culturales, grupos artísticos, ligas deportivas, grupos cristianos, etc.
Surgieron como espacios orgánicos territoriales, demarcados por el barrios o la
comunidad de que se tratare, pero en algunos puntos del país llegaron a
adquirir características de coordinaciones interbarriales e intercomunitarias.
Entre las primeras
organizaciones de este tipo creadas en ese período se destacan el CLP de
Vietnam, en la populosa barriada de Los Mina, el CLP de Guachupita, el CLP de
la Zona Norte, el CLP de San Carlos, entre otros. Estas entidades, en la medida
en que ponían en movimiento la protesta y encontraban ecos en la población se
constituyeron en factor de motivación para que otras barriadas y comunidades
conformasen sus espacios, también denominados Comité de Lucha Popular,
convirtiéndose de esta manera en el receptáculo del sentimiento de protesta e
inconformidad de los sectores populares dominicanos y, al mismo tiempo, en la
expresión de una nueva realidad objetiva y subjetiva, el desplazamiento
paulatino de los grupos sindicales como sujeto principal de las luchas
sociales.
MOTIVACIONES PARA LA
CONSTITUCIÓN DEL FALPO:
Al estallido de abril de
1984 le sucedió un acalorado debate sobre la situación del país y el
significado de la irrupción de las masas. Algunas agrupaciones de izquierda
interpretaron los hechos como una señal de “revolución inminente”; otros
señalaron que estábamos en una “situación prerrevolucionaria” y orientaron sus
pasos tácticos inmediatos hacia tácticas insurreccionales. Otras corrientes del
debate cuestionaron la actuación de la mayor parte de la izquierda cuya
actuación fue la inoperancia y la impotencia ante el estallido, al grado que
muchos dirigentes del entonces Frente de Izquierda Dominicano (FID) fueron
cercados la tarde de la segunda jornada, cuando se reunían en un local público
para decidir qué hacer frente a los hechos.
Otra parte de la
izquierda, la de menor significación orgánica y política en aquella coyuntura
en forma más calmada, asumiendo una postura autocrítica en relación a la
incapacidad de las fuerzas de izquierda para potencial el descontento popular y
transformarlo en opción política. Por eso se plantearon que aquel era un
“momento para acumular fuerzas, darle fortaleza a la lucha popular, ir
preparando los eslabones superiores del combate, sacudir y depurar la izquierda
y crear una instancia política con don de mando y vocación de poder” (Táctica
del MPD).
En ese momento,
segmentos significativos de la izquierda arribaron a la conclusión de que bajo
unas circunstancias en las que el proletariado era numéricamente minoritario,
políticamente pobre y dividido y socialmente alienado, los revolucionarios
debían buscar la tormenta social, en el barrio pobre y la comunidad campesina.
De ahí la necesidad de una nueva política de inserción en las masas que debía
tener como objetivo fundamental organizar y coordinar la lucha del pueblo
(obreros, campesinos, desempleados, estudiantes, profesionales, amas de casa,
etc.) para volcarlo a las calles a ganarse un espacio en la lucha por las
reformas económicas y sociales y el desenmascaramiento del gobierno de turno.
En este sentido surge
como necesidad la conformación de un instrumento de lucha capaz de impulsar la
tormenta social en los sectores populares. En un primer momento se pensó en
crear o darle vida a las coordinadoras populares. Un segundo momento implicaba la
coordinación nacional del trabajo popular en base a un frente amplio de lucha
popular, con lo que el objetivo estratégico de segundo momento terminó
convertido en denominación de la instancia popular que finalmente fue
estructurada en febrero del 1985.
Fue precisamente la
conciencia crítica de que sobre la base de la dispersión y la desarticulación
de las distintas instancias del pueblo era imposible poder ascender en la lucha
y construir una opción popular, que se visualiza la necesidad de construir una
organización nacional con la misión de dotar de una dirección al emergente
movimiento social que cobraba cuerpo en barriadas y comunidades en toda la
geografía nacional.
En la reflexión sobre
esta temática tuvieron mucha importancia las reflexiones de muchos activistas
de izquierda y del movimiento social que, habiendo participado como actores
destacados en la poblada de abril del 1984, se convencieron de la potencialidad
del movimiento popular y, al mismo tiempo, de su debilidad como consecuencia de
su dispersión y falta de claridad en los objetivos de corto, mediano y largo
plazo.
OBJETIVOS PROPUESTOS:
Al momento de ser
constituido, el Falpo se propuso los siguientes objetivos:
La consecución de tierra
para los campesinos, insumos agrícolas a precios asequibles, créditos a bajos
intereses, construcción de carreteras, escuelas, clínicas rurales, centros
recreativos, construcción y pavimentación de las calles, mejora de los
servicios de agua, luz, educación, deportes; rebaja del alto costo de la vida,
reajuste de los salarios.
Además, el movimiento se
propuso ampliar los espacios para ejercer el derecho a la protesta, no pagar la
deuda externa y enfrentar los planes de convertir la deuda en inversiones,
anular por medio a la movilización los acuerdos con el FMI, oponerse a la
privatización de las empresas estatales. Así mismo, luchar contra la
deforestación, la contaminación ambiental y los daños ecológicos a la flora y
la fauna.
En sus orígenes, el
Falpo fue concebido como una instancia de coordinación de distintos espacios
organizativos. Por eso su carácter de frente. Además, fue el resultado de la
comprensión de que en el país y en Latinoamérica se había producido una
transformación significativa en torno a los sujetos sociales, que hasta
entonces había estado concentrada la atención en los sectores obreros y
campesinos, muy en consonancia con la perspectiva de análisis clásicas del
marxismo de que los sujetos fundamentales de los procesos revolucionarios
estaban constituidos por esos sectores.
APORTES A LA
ARTICULACIÓN POPULAR Y RADICALIDAD DE LA LUCHA:
El Falpo, en sus 20 años
de existencia, ha logrado insertarse en muchos barrios y comunidades urbanas
del país. Su dinámica se ha circunscrito a la organización de las comunidades
para la lucha por reivindicaciones locales, aunque coyunturalmente se ha
vinculado a movimientos de protestas nacionales que levantan demandas más
generales y , por tanto, menos medible en su consecución.
Una de las
características del Falpo ha sido la radicalidad que ha incentivado en las
luchas sociales y su carácter de firmeza y alto nivel ético de sus dirigentes
en el sentido de no negociar las luchas por prebendas grupales. Se destaca la
mayor capacidad de protestas locales, teniendo momentos en que comunidades como
Salcedo, Licey al Medio, Navarrete, etc., han sido paralizadas, incluso,
durante una semana completa.
Se considera como un
importante aporte la metodología de trabajo horizontal, el cara a cara con la
gente, la labor cultural y educativa. Ha impuesto un método de negociación con
las instancias gubernamentales basada en el reclamo de que los funcionarios
gubernamentales se reúnan con las comunidades y hagan acuerdos con la
comunidad, no con la organización.
PERSPECTIVAS:
El Falpo ha alcanzado
niveles significativos de organización en diversos pueblos y regiones del país.
Entre estos cabe mencionar: el Distrito Nacional, Santiago, San Francisco de
Macorís, Barahona, Azua, Higuey, San Pedro de Macorís, Nagua, San Cristóbal, Navarrete,
Moca, Licey, Salcedo, Tenares, Fantino, Castillo, Bonao, Neiba, Los Rios, entre
otros.
Esta entidad ha logrado
posicionarse en amplios segmentos de la población como una entidad seria,
comprometida con los mejores intereses del país, inclaudicable y firme en la
lucha. Actualmente impulsa la coordinación con otras entidades populares y
comunitarias con el propósito de constituir un referente social creíble y
confiable que sirva de interlocutor de las grandes tareas sociales,
reivindicativas y movilizativas por un país en donde la gente viva con
dignidad.
Sus esfuerzos están
concentrados en la definición de un conjunto de propuestas para el desarrollo
de una estrategia de desarrollo local que será levantada en cada comunidad
donde tenemos existencia, con el fin de configurar alianzas sociales y
políticas que permitan la conformación futura de propuestas de gobiernos
locales desde las bases de las comunidades.
De otra parte, también
está concentrada la organización en retomar los reclamos pendientes que fueron
levantados por el movimiento social durante los gobierno anteriores y que no
han tenido respuestas efectivas como son: la lucha contra la corrupción, la
mejoría de los servicios y rebaja de sus costos, la rebaja del costo de la vida
y los combustibles, el aumento salarial, entre otros.
LOS MARTIRES:
En sus 20 años de lucha,
el Falpo ha sido víctima de la más brutal represión la cual ha dejado un
nefasto saldo de muertos, heridos, golpeados y apresados entre su militancia.
El 28 de septiembre del
1990, durante el desarrollo de una huelga general contra el fraude
balaguerista, fue asesinado Jesús Rafael Diplán Martínez, oriundo de Licey al
Medio, uno de los dirigentes fundadores del Falpo y un destacado dirigente en
la zona del Cibao Central. Poco tiempo después sería asesinado el compañero
Rafael Almanzar (Burrulote), en la ciudad de Salcedo. En el 1998 fue asesinado
el joven Yunior Espinal, activista de base en Navarrete. En el año 1999 también
cae asesinado el compañero Ramón Antonio Camilo (El Rubio), también ultimado en
Salcedo. En enero del 2002 es baleado el dirigente popular Osvaldo Torres, en
la comunidad de Navarrete, muriendo el 8 de febrero de ese mismo año, luego de
un mes de agonía. Algunos meses más tarde cae asesinado el compañero Gabriel,
también en Navarrete.
Muchos dirigentes del
Falpo son mártires vivientes por el cúmulo de sufrimientos que han tenido que
soportar de manos de las fuerzas represivas. Son diversos los testimonios de
compañeros que han sido heridos de bala, mayormente después de ser detenidos y
esposados, con el propósito de lesionarlos permanentemente para que abandonen
la lucha, encontrando como respuesta la firmeza en los propósitos y en los
postulados de una organización que surgió para acompañar al pueblo en su lucha
hasta la victoria.
Publicado por FALPO en http://falpo.blogspot.com/
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