Comerciante y canjeador informal de dólares
Manuel Rosario nació en el sector Los Fritios del municipio de Tamboril, provincia de Santiago, el 8 de abril del año 1949, hijo de los señores Esteban Rosario y María Estervina Ramos, dos reconocidos comunitarios de la Pajiza Aldea, tierra del laureado poeta Tomas Hernández Franco.
Desde temprana edad, siendo adolescente aún, el quinto entre 8 hermanos, se destacó por sus dotes deportivas, siendo el béisbol a mater y el sóftbol las disciplinas en las que sobresalió por su poder al bate.
Manuel cursó sus estudios primarios en la escuela Sergio A. Hernández de Tamboril y los secundarios en el Liceo G.U.G de Santiago.
Corrían los convulsos años 60, década de grandes revueltas sociales, y precisamente en medio de las luchas estudiantiles del primer Santiago de América recibió por accidente un disparo, cuya bala se alojó en su pierna derecha, durante una protesta llevada a cabo por un puñado de estudiantes con vocación huelgaria y de patriotismo. Este suceso habría de marcar para siempre al entonces imberbe Manuel, quien no sufrió graves secuelas a raíz del impacto de la bala que lo alcanzó y se alojó en su pierna, pero si, apagó el entusiasmo de continuar con sus estudios que, con tanto amor y sacrificio había emprendido, viajando muchas veces a pies de Tamboril a Santiago, en procura de ser profesional y poner su intelecto al servicio de su pueblo.
Fue un exitoso comerciante, empleado de una teneria y canjeador de dolares en las calles de Santiago. Durante décadas residió en Estados Unidos donde se didicó al trabajo arduo en un hospital y se hgizo ciudadano de ese país.
En el año de 1979 se casó con Altagracia Rosalin Monsanto (Pina), con quien en 1982 procreó al hijo único de ambos al que bautizaron con el nombre de Johan Manuel Rosario Monsanto. Más de 40 años de feliz unión matrimonial testimonian el vivo ejemplo de un hogar cimentado con puro amor, encarnando una de las relaciones de pareja más hermosa que se haya conocido, en la que se conjugan la pasión, el amor y la ternura para entregarle al mundo un ser divino, su hijo Johan Manuel. Pina: gran esposa y compañera fiel, mujer de sonrisa amplia y sincera, con alma blanca y noble corazón, se convirtió en el complemento perfecto que todo hombre necesita para ascender y triunfar en la vida. Ella, al igual que su esposo Manuel, es una persona querida y admirada, debido a su humildad y nobleza.
Desde el reino de Dios, donde descansa su alma, don Manuel sonríe feliz al ver los logros alcanzados por su hijo, al cual vigila, guía y protege como cuando era un niño. Aunque ausente de este mundo terrenal, Manuel Rosario sigue vivo en el alma de sus seres queridos, quienes lo valoran cómo un hombre dechado y de grandes virtudes, maestro de la prudencia, del respeto y la humildad, cualidades que lo convirtieron en símbolo de la decencia, la bonhomia y ecuanimidad, por lo que vivirá por siempre en el corazón de su familia y en el recuerdo de su pueblo, Tamboril.
Gloria y paz eterna al alma de don Manuel Rosario.